Personas de Michoacán

Modificar nuestro entorno, llevar un conteo temporal a partir de la observación de las estrellas, tomar decisiones a partir de las temporadas climáticas, o empezar ciclos, son características que nos han llevado como humanidad hasta donde estamos. El hecho de llevar una cuenta del tiempo es una característica que nos ha llevado a vivir en un mundo lleno de rituales y significados. Y cada cultura ha decidido en qué época le viene bien cerrar y comenzar la cuenta.

Gracias al calendario gregoriano podemos decir que las celebraciones de año nuevo en distintas culturas se celebran el 1ro. de Enero, pero en el calendario Mapuche se celebra del 21 - 24 de Junio, en el calendario lunar Coreano entre el 20 de Enero al 21 de Febrero o el Chino entre el 21 de Enero al 18 de Febrero y los incas (aimara) celebran el 21 de Junio. Todas estas fechas están basadas en la observación de los astros tanto lunar o solar y las condiciones climáticas de cada región, pero sobre todo bajo un consenso comunitario.

 

En México, país, norteamericano, latino, hispano, mestizo, cuenta con 69 lenguas nacionales, cada lengua pertenece a un grupo cultural o también llamado indigena y uno de ellos son los Purépechas, las personas de Michoacán, (uno de los 32 estados que conforman el país ubicado en el centro y también llamada zona Bajío), las comunidades Pures están ubicadas primordialmente en la zona lacustre y meseta de éste estado. Ellos celebran el Año Nuevo Purépecha, bajo la premisa “Tierra a mi Cuerpo, Agua a mi Sangre y Fuego a mi Espíritu” el 2 de Febrero. La conmemoración resurgió oficialmente en 1983, gracias a la creación de un comité comunitario. Quienes son los que deciden dónde se celebra, o cuál será la población sede del festejo, ya que cada año se lleva a cabo en una población distinta.

 

El evento es dedicado al dios Curicaveri (Kurhíkuaeri). Deidad de los Purépecha precolombinos que en su idioma, el llamado purépecha, significa: Kurhíkua= Fuego, Eueri, Eri= somos, (genitivo). Como muchas de las comunidades en México se vive el sincretismo entre religiones. Este es un tema complejo ya que las noticias que se tienen sobre las comunidades prehispánicas o del siglo XVI fueron realizadas en su mayoría por frailes, en el caso de esta zona el franciscano Jerónimo de Alcalá realizó la “Relación de Michoacán”, la versión original, el manuscrito, se encuentra en El Escorial cerca de Madrid España y existen versiones del original en digital y físico al alcance de cualquier bolsillo. Esta fuente nos dice que: 

El año P'urhépecha tenía 365 días divididos en 18 meses de 20 días; los cinco restantes, se denominaban «días aciagos» y eran de luto, penitencia y reflexión. No se trabajaba y como no se prendía fuego, se comía fruta seca y unas especies de tortillas tostadas, no prendían para nada fuego en espera de un nuevo ciclo que se asumiría con el encendido del fuego nuevo”. 

 

Hoy se fusionan las narrativas y siguiendo el calendario gregoriano se hacen los preparativos para esta celebración con sentir regional.


Si bien es cierto el conteo no es sólo astronómico sino también agrario y brinda la pauta para hacer cierto tipo de actividades como lo es la petición de buenos augurios para el ciclo que viene. Seguido de una serie de rituales con cargas significativas similares. Un elemento relevante es el fuego en esta festividad, al igual que en otras culturas alrededor del mundo este es símbolo de poder, de creación, de fuerza, abundancia o bravura. Gracias a una serie de rituales con este elemento durante las celebraciones de nuevo año, sirve para pedir abundancia en los cultivos de la nueva temporada así como permiso para que se puedan cocinar los alimentos que darán energía y vida a los miembros de la comunidad. De esta forma son los mismos habitantes de los distintos puntos del estado quienes se identifican como Purépechas se reúnen al caer la noche para ser testigos del “encendido del fuego”, un acto que da la entrada a un nuevo ciclo. El rito consiste en mantener un fuego encendido dentro de una comunidad a lo largo de un año y cuando concluye, se realiza una caminata hacia otro pueblo donde se entrega el fuego para renovarse la madrugada del 2 de febrero. Y así cada año.

 

Los elementos más representativos de esta celebración no sólo es el idioma sino también su bandera Purépecha (Anatsikukua), el Bastón Ceremonial y la Piedra Calendario (Mindaskuarheta). Y no hay que olvidar que si no hay música no hay fiesta, la flama se va pasando de persona a persona, como símbolo de fraternidad, al ritmo de las famosas canciones llamadas: “pirekuas”, el canto tradicional purépecha que es considerado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, así como las notas del son, y el abajeño.


¿Y la comida? Todos esos ingredientes por los cuales se les pide al fuego forman parte también de la celebración, en esta fiesta hay Churipo (el caldo de carne de res tradicional de la región), las Corundas, que son bolas hervidas de masa envueltas en hoja de maíz del tamaño de un puño y forma triangular, así como Ahuacatas (aguacatas) pan de la región, también parte de los platillos tradicionales. Cabe destacar que las bebidas alcohólicas no están bien vistas ni recibidas en esta festividad en específico. Pero sí los Atoles, que es la bebida por excelencia de Maíz para las temporadas de frío.

 

Hay mucho por describir, no sólo sobre la festividad sino sobre la serie de tradiciones que componen el día a  día de los Purépechas, los sabores, los colores y su relación con su entorno. Explorar sus recintos arqueológicos y visitar sus poblaciones más representativas. Como muchos otros grupos culturales nos brindan un prisma enriquecedor y pretexto para crear y seguir reconociéndonos entre culturas.


 

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